LA INSOPORTABLE LEVEDAD DE ACUMAR

Hace años venimos analizando, describiendo, la situación espantosa de la Cuenca del Río Matanza Riachuelo. Millones de compatriotas conviven con emanaciones tóxicas, aguas contaminadas, viviendas precarias, transporte deficiente, desidia judicial, legislativa y gubernamental...

Tenemos una propuesta superadora, un proyecto que beneficiaría a toda la población, a la industria, el comercio, el transporte y el turismo. Sin embargo, la especulación inmobiliaria, los grandes desarrolladores y los funcionarios tienen otros planes.

Hemos arado en el mar y hemos sembrado en el viento... 

El cinismo de los funcionarios de ACUMAR, no tiene límites: con una sonrisa invitan al diálogo, pero el libreto ya está escrito con puntos y comas para la puesta en escena: todas las acciones de gestión conducen a grandes despilfarros del erario público, y grandes negocios de unos pocos amigos...

Auspiciosamente, algunos de quienes han estudiado y trabajado por el ambiente durante toda su vida, coinciden con nosotros...



27 de octubre a las 22:15

Acabo de asistir a una reunión con la presidenta de ACUMAR (el organismo que debería limpiar el Riachuelo) Dorina Boretti. Fui en representación de la Asociación de Vecinos La Boca, acompañando a Alfredo Alberti y a Raúl Estrada Oyuela.

AVELB es una de las ONG´s que integran el Cuerpo Colegiado creado por la Corte Suprema de Justicia para supervisar el cumplimiento de su sentencia de limpiar el Riachuelo.

En psicología, la expresión déjà vu es el fenómeno de tener la fuerte sensación de que un evento o experiencia que se vive en la actualidad se ha experimentado en el pasado.

Como tantas veces antes, nos recibieron con amabilidad, y nos dijeron que estaban dispuestos a escuchar nuestros reclamos, que son los mismos que venimos planteando desde hace décadas. 

Volvimos a repetir que los ingleses limpiaron el río Támesis porque no autorizaron que las fábricas tiraran residuos peligrosos al río. Aquí permiten que las fábricas tiren exactamente lo que quieran tirar. Esa situación empeoró aún más con la actual gestión, que aprobó una Resolución Nº 46/17 que permite que las empresas vuelquen legalmente lo que antes hacían en forma clandestina. En el caso de que así y todo un efluente supere los valores permitidos, les alcanza con diluirlo con suficiente agua hasta llegar a niveles que ACUMAR acepte.

Y eso solamente si los inspectores los agarran a tiempo, ya que en ACUMAR trabajan 900 personas pero hay sólo 38 inspectores para visitar varios miles de establecimientos. Se ha hecho una inmensa estructura burocrática, se gastaron cientos de millones de dólares y la calidad del agua está cada vez peor.

Otro de los muchos aspectos inaceptables es que hacen unos cuidadosos mapas de la población en situación de riesgo ambiental, pero no tienen en cuenta el principal factor de riesgo ambiental de esa cuenca: allí tenemos decenas de miles de personas viviendo sobre suelos contaminados, sin que nadie se haya puesto a medirlos.

¿De veras creen que se puede sanear una cuenca solamente haciendo informes desde una oficina? ¿O solamente piensan que lo vamos a creer nosotros?

Antonio Elio Brailovsky

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